09 julio, 2014

Layer 01 No.1

Nazco. La primera sensación es una calidez húmeda, el primer sonido es un zumbido en las membranas, en segundos soy arrojado a la luz. El primer golpe es una advertencia que procuraré tomar en cuenta.
Un fluido extraño entra por mi nariz y rápidamente inunda mis entrañas, me agito, tengo miedo, no quiero ahogarme. Inhalar, exhalar, inhalar, exhalar, siento las mejillas ardiendo, todo da vueltas alrededor.
Una materia extraña y de aroma intenso se adhiere a mis manos, ¿Qué será? Tierra le llaman, curioso que también sea el nombre de un planeta entero, seguro no han derrochado esfuerzos en este asunto particular. Tierra seca, caliente, puedo toser con tanto polvo que se levanta y arremolina en torno mío.
Puedo degustar el sabor a sangre, mucosidad interna, saliva, fluidos regurgitados desde mi estómago, algo espeso y amargo que emana a través de la garganta y se desparrama en la mejilla, baja por el cuello, hace que la piel quede pegajosa y con mal olor.
Crujen mis huesos, los dientes rechinan, el temblor del cuerpo desnudo y vulnerable sólo puedo oírlo yo, pero todos se darán cuenta. Viento norte, ráfagas violentas intermitentes arrastran las hojas y hacen que aúllen los acantilados como bestias moribundas que despiertan de un largo sueño.
¿Quién o qué me llama a la existencia? ¿Cómo escaparé ahora del tiempo y de la decadencia de la carne? ¿En dónde está el vínculo que une todas las cosas, si viviré en la ilusión persistente de la individualidad? Éste no soy yo, pequeño cúmulo de energía condensada que juega a tener alma, seré libre para negar el estado cuántico del gato en la caja y lo mataré dos veces: no dejaré que me conviertas otra vez en una entretención para tus días de pereza cósmica.
Amor unilateral, oraciones elevadas al cielo de tus recuerdos, en todos los universos quieres quedarte observando como si nada pasara. Ellos tenían razón en llamarte La Gran Decepción.

Abro mis ojos. Oh por Dios, tenías que ser tú.

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