21 agosto, 2014

Manual de autoayuda para abúlicos

El cliché más recurrente que escucharás cuando estás pasando por un mal momento es "el tiempo curará eso" o "ten paciencia". La verdad es que cuando atraviesas por una situación difícil lo menos que quieres escuchar es que tienes que esperar para que se solucione aquello que te aqueja (sea una pérdida, un fracaso, un quiebre, una discusión, etc.).
Pero la ironía de los clichés es que codifican la sabiduría popular en frases simples para que cualquier desgraciado las entienda. El verdadero problema surge de la inclinación hedonista por buscar la satisfacción inmediata y evitar el dolor: sea, tal vez, un síntoma de nuestra época en la que a través de un click inmediatamente puedes satisfacer una necesidad (dejemos en pendiente la definición de tal concepto) y todo se obtiene relativamente con simpleza, es la ciudad y sus comodidades las que nos han inclinado a la enfermiza búsqueda del bienestar.
En este sentido, la sabiduría oriental comprende que la dualidad del universo es un balance perfecto. No puede existir el día sin la noche, la luz sin la oscuridad, la vida sin la muerte, inclusive existe un supuesto epistemológico de que conocemos a través de lo opuesto, si no es así ¿cómo podrías distinguir el bien del mal?

Dicho esto, conviene dejar a un lado la ansiedad por el buen tiempo y dar cara a la tormenta. La vida es cada segundo de nuestros tiempos en la tierra, y cada segundo es la energía del universo contenida. Piénsalo ¿cómo podrías aprovechar esa energía si no estás concentrado y determinado a superar los obstáculos si sólo estás pensando en un momento mágico futuro en el que todo estará bien? Los logros significativos son difíciles de alcanzar, y está bien que sea así, hay que trabajar duro, hacer que valga la pena.
El mayor desafío es tender un puente entre el lugar presente y la meta propuesta, sea cual sea que te propongas, pero nunca es tarde para comenzar a fabricar oportunidades.
Con un corazón abierto el universo es infinitamente abundante.
Si no sabes cómo llegar al lugar que quieres, no te preocupes, es normal, de hecho muchas personas a tu alrededor están en la misma situación pero ellos saben aparentar e improvisan en la marcha. Eso también sirve. Tú tienes que tomar conciencia de que sólo el trabajo diario forma el hábito y la constancia te abre las puertas a desarrollar habilidades, pero debes ser PERSISTENTE.
Cómo dice alguien, tienes que intentar una, y otra, y otra, y otra vez hasta que lo hagas bien. Es normal equivocarse al principio de cualquier proceso, ya que esos errores son parte imprescindible de la experiencia que requieres para superar desafíos cada vez mayores.
Presiona los límites, exígete a ti mismo, establece tu propio ritmo: es dañino comparar tu vida y tus logros con la de los demás, cada uno tiene su propio proceso y cada ser humano, cada ser vivo en este universo es parte de un todo, es valioso, tiene una función, tiene un espacio que sólo él puede ocupar.

Aprende a sufrir, hazlo con temple, sólo aprenderás a no tropezar con la misma piedra si aceptas la dificultad y lejos de hacerle el quite, la aceptas y la vives lo suficiente como para aprender de ella.
ESTAR en el momento, sea cual sea, como nos enseña el zen, es una experiencia maravillosa, ya que comprendes que tu tiempo es limitado, que nunca estás solo ya que compartes un vínculo con toda la estructura de la realidad. Somos el resultado de miles de millones de años de evolución desde los primeros momentos de este universo (sin perjuicio de que existan otros), miles de estrellas murieron y estallaron para formar los planetas y estrellas y seres vivos que vemos en la actualidad, y en miles de millones de años más, volveremos a otro núcleo caliente de otra estrella, todos al mismo elemento, todos siendo uno otra vez (y sí, nadie tendrá noticia de nosotros y de nuestros pequeños dramas).

Mi reflexión final, no tengas miedo. Robert Downey Jr. decía que tener miedo es como implorar porque las cosas resulten mal, pero una mente despejada y un corazón lleno de esperanza es un imán de nuevas oportunidades y cosas buenas (sea lo que sea que quieras).
Este último cliché lo comprendí hace poco, y es que la esperanza es una habilidad humana que permite sobreponerse a prácticamente todo. Te hace CREER en algo, te permite poner las cosas en perspectiva, te hace ver no lo que es, sino lo que podría ser (como dice Malcolm Reynolds en Firefly). Ese mundo posible vale la pena, y para llegar a él y hacerlo real hay que trabajar con nuestras emociones. Que no te controlen.
Finalmente, si estás pasando por un momento complicado no te autocompadezcas, es una pérdida de tiempo.

Paz en el cielo, en la tierra y en nuestros corazones.

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